a Javiera 

Empujado por la pregunta formulada por una amiga (quien leía con fervor de quinceañera las andanzas de Carlos Castaneda junto a Don Juan) me lancé a recordar algunos de mis más sicodélicos momentos, literariamente hablando. 


Ella me consultó si podía recomendarle alguna lectura que indagara sobre la relación entre estos dos vicios: la literatura y las drogas. Lo primero que pensé fue si es que acaso no puedan ser de igual forma usadas como sinónimos. Yo creo que sí, si no pregúntenle a Don Quijote.

Como sea, la majaderamente revisada relación por supuesto que no termina ni comienza aquí, esta es tan sólo una pequeñísima parte del inmenso acervo disperso entre miles y miles de años, libros, autores, drogas y culturas. Así es que abro un poco la memoria y ahí está la más clara evidencia: Drogas duras y blandas, lícitas e ilícitas, han servido para germinar algunas obras y referencias capitales del arte contemporáneo. Respire profundo, póngase cómodo, aquí vamos:


Un burgués comedor de opio
"Las memorias de un comedor de opio" (1821) de Thomas de Quincey. Un clásico de clásicos donde el inglés ajusta cuentas con su larga relación entre él y la famosa y requerida sustancia que hasta guerras desató en el siglo antepasado. El libro sirvió de inspiración para otro clásico del tema “Los Paraísos Artificiales” de Charles Baudalaire.

Científico Maldito
Uno de los malditos más famosos poetas de la literatura universal, Charles Baudalaire, se nos pone medio científico en "Los paraísos artificiales" (1860), donde ensaya reflexiones comparativas respecto del uso del hachís y el alcohol principalmente. Hay aquí una preciosa verdad y es cuando señala que la afición del hombre por este tipo de sustancias está profunda y totalmente ligada a sus ansias de infinito. Al final se inclina por las “posibilidades sociales” (la cita es mía) del vino por sobre la experiencia aislada y destructiva del Hachís. Bueno, a Baudalaire lo volvía loco el absenta, una combinación de licor y cannabis.

-Inyecciones de coca?
- Elemental mi querido Watson !

Quizás no lo sepas, ni te lo ibas nunca a imaginar, pero el brillante, famoso y compuesto investigador Sherlock Holmes se inyectaba coca (también morfina)en algunos pasajes de su historia literaria, tal y como lo hacía su creador, el escritor Arthur Conan Doyle, quienes gustaban de matar horas de aburrimiento con este alcaloide que por esos años (finales del 1800) no era todavía perseguido y se compraba en farmacias, por lo que efectivamente lo que se consumía era Cocaína y no esa mezcla mortal que provee hoy por hoy el mercado negro. Es en la obra “El signo de los cuatro” (1890) donde Conan Doyle se explaya más largamente sobre los hábitos de su personaje dejando en claro que para él el uso de la cocaína era un estimulante mental tan potente como la solución de casos imposibles. De hecho la consumía a falta de éstos. “Si tuviera un caso complejo en qué ocuparme ahora, o si la vida no fuera tan rutinaria, no necesitaría estímulos artificiales” decía Holmes ante las críticas paqueras de Watson y se lanzaba en sus narices una dosis en disolución al 7% ciento. Salud !

El lado B de Sigmund Freud

El popular Sigmund Freud es uno de los científicos más respetados y profusamente citados de todos los tiempos. Un referente incluso para los sectores más conservadores de la sociedad. Pues bien, este bandido se inspiró durante mucho tiempo con…. la Cocaína, la que defendía, consumía, recomendaba e incluso usaba con pacientes! Entre 1884 y 1885 publicó dos artículos al respecto: "Sobre la coca" y "Contribución al conocimiento de los efectos de la cocaína". Incluso hay un tercero: "Anhelo y temor de la cocaína". Fue obviamente muy criticado por sus ideas y por usar la popular mandanga como remedio para el tratamiento de un amigo adicto a la morfina, cuestión que finalmente no funcionaría del todo. No obstante, Sigmund siguió tranquilamente tirándose regularmente sus buenas dosis líquidas directas a la vena sin ningún tipo de remordimiento e incluso en el intertanto escribió su obra capital, "La interpretación de los sueños". Qué tal?

Denme Opio, papel y lápiz
El delirante Jean Cocteau, una de los referentes claves del cine y la poesía surrealista, no podía a veces con sus fantasmas. Para alejarlos y traerlos de vuelta nuevamente usaba el Opio. El libro del mismo nombre lo escribió en 1930, luego de salir de una clínica de desintoxicación por segunda vez en su vida. Contiene también unos dibujos que te los encargo, realizados por el propio Cocteau quizás quién sabe desde dónde.







Sálvanos Artud !

Nuestro querido Antonin partió a México en 1936 a buscar respuesta y salida para la hecatombre moral que decía padecer Europa y Occidente en general. En eso se encontró con una raza que le voló, literalmente, la cabeza. Su adoración inmediata por los Tarahunaras (un pueblo que se mantuvo bastante alejado del influjo Colonial español) se llenó de sentido cuando probó en sus ceremonias religiosas el Peyote; entonces escribió “Viaje al País de los Tarahumaras”. Luego de ese viaje luminoso e iniciático (como el mismo lo definió) volvió a Europa y recibió el pago de Francia: nuevamente lo encerraron en un manicomio para terminar de volverlo loco hasta el suicidio.

Si te gusta The Doors debes leer esto.
"La puertas de la percepción" (1954) de Aldous Huxley. Otro clásico de clásicos del tema luego de la experiencia de Huxley con la Mescalina. El nombre está inspirado por el famoso verso de William Blake "Si las puertas de la percepción fueran abiertas el hombre percibiría todas las cosas tal como son, infinitas". Tendrá una continuación "Cielo e infierno" (1956) y un compendio de todos los escritos psicodélicos de Huxley reunidos en "Moshka" (1977). Y por qué The Doors? ah, porque dicen que de esta obra nació el nombre del grupo e influenció también la poderosísima “Break on Trough (to the other side) ”.

Bajo el Volcan, arriba de la pelota !
"Bajo el volcán" (1955) está sin duda alguna entre las cumbres de la literatura del siglo XX y fue escrita por un lúcido borrachín de jornada completa, Malcom Lowry. Si la lee se daría cuenta de ambos datos sin que yo lo haya mencionado porque basta haberse embriagado al menos una vez en la vida para comprender que Lowry escribió la novela absolutamente encima de la bola. Sin embargo no crea que encontrará una obra narrada en clave fiesta y alegría. “Bajo el Volcán” es un novelón oscuro y trágico pero a la vez revelador. Un día en la vida del cónsul británico Geoffrey Firmin, tan copeteado como abandonado y echado a su suerte en México durante la celebración del día de los muertos. Una versión cinematográfica fue filmada posteriormente por John Huston en 1984.

Un mito llamado Castaneda

Cruzando un poco todas las categorías (es novela, es testimonio, es a su manera ciencia, etc.) está el superventas Carlos Castaneda y su saga de libros sobre su aprendizaje con Don juan, un indio Yaqui que lo introdujo en la experimentación del Peyote, el Datura y el Humito. “La enseñanzas de Don Juan” (1968) fue el primero (y más exitoso) de una serie de libros que incluyó títulos como, “Una realidad aparte” (1971); “Viaje a Ixtlán” (1973, para mucho el mejor de la saga) y ” Relatos de poder” (1975). Al momento de interesarte por esto es bueno saber, para bien o para mal, que tanto la vida y obra de Castaneda están cargadas de misterio y crítica: su biografía es confusa, no se dejaba fotografiar ni grabar, nadie conoció nunca a Don Juan y hay datos más extraños aún, incluso tras su muerte, como el supuesto suicidio colectivo de tres mujeres que habías sido sus ayudantes - amantes. Como será para tanto el cahuineo que incluso Alejandro Jodorosky lo trató de mentiroso y eso que Jodo es alguien al que no le desagrada para nada la mentira. 

El dato Freak …Chileno tenia que ser !!
Casi es una anécdota. "Marihuana" (1971), es un libro escrito por el psiquiatra chileno Armando Roa y donde algunos pasajes enunciados casi superan en lo canallesco a otros fiascos como el Plan Z, las armas nucleares de Irak o el dúo Milli Vanilli. Lo curioso es que se supone que carga con rigurosidad científica a pesar de que algunos pasajes son tan absurdos y graciosos que ni Condorito. Si hubiera sido escrito en este tiempo uno pensaría que se trataba de una broma de Peter Capusotto; pero no, es tan real y chileno como llegar tarde a todo. Por lo pronto ya lo sabe, si está pensando en fumarse el próximo porrito de su vida, ponga atención a esto: la marihuana lo vuelve infiel y no le importa; lee vuelve idiota; incluso lee vuelve homosexual, de hecho esta investigación llega a la sorporendente y descabellada conclusión que son casi siempre homosexuales los líderes de grupos que gustan de encumbrarse a las alturas con esta planta. Esto y más en este estudio escrito por un autor “de renombre internacional” como señala la solapa del libro. Marley, sacúdete en tu cripta !

Continuará...

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