Esta tarde iba bajando Cumming, en pleno trabajo fotografiando un nuevo capítulo de la obra de teatro callejero "SER", cuando de pronto en la mesa más cercana a la calle de uno de los tantos bares lo encuentro. 

Exactamente igual a la pinta que podía tener en cualquiera de sus muchas batallas en su juventud el gran escritor norteamericano. Pero no puede ser, hace casi 7 años que se ha volado una vez más la cabeza, pero no con  mescalina ni alcohol, si no con su escopeta. 

Era mi gran amigo, el multifacético artista Mariano Gallardo, disfrutando una cervecita helada a las 4 de la tarde en pleno verano. El parecido era increible, además del mismo consumo, mismo sombrero, mismos lentes, misma guayabera. No es que sean iguales, sólo que verlo sentado ahí con un libro y una cerveza, con esa ropa....faltó solo el cigarro, pero hace años ya que mi amigo lo dejó.

El registro de aquel momento sirvió así para unir a dos artistas que pensándolo bien, tienen bastante más en común de lo que imaginaba.

La primera lo pillé de improviso, me cago de la risa y le comento todo esto de lo que se trata el post, nos reímos juntos y ya la próxima fue de mutuo acuerdo, sacando toda su veta actoral. Si me hubiera acordado de la imagen lo hago posar mejor.
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