Corte transversal de una Cámara Réflex Digital |
Luego del lamentable final comentado en el post Mis años compactos, me la pasé prácticamente sin disparar continuamente cerca de un año, aunque entremedio me conseguía equipos (siempre compactos) para cosas puntuales como viajes o la vez que fui a fotografiar el Rockódromo 2008.
La situación entonces ya no daba para más y yo no sé en qué momento comencé a pensar fijamente en una cámara seria. Por es entonces una amiga me ofreció una Bridge (la Panasonic FZ50) y estuve a un paso de comprarla, entonces pasó a mi lado el ángel de Cartier Bresson y al oído me dijo “Ne te trompes pas, dans peu de temps cet appareil photo ne servira plus pour tout ce dont tu as envie” lo que en buen español quiere decir “Ni cagando weón, te vas a quedar corto”.
Entonces comencé a pensar con fuerza en una Reflex sin tener muy claro qué eran y cómo funcionaban, sólo sabía que era la salida porque además hace rato que necesitaba de armarme de un equipo también para trabajo. Había que dar, el salto al vació, como dice mi gran amigo Guerra.
Yo no me decidía por la alta inversión y también, para decirlo con todas sus letras, de puro weón no más. Fue entonces Pilar, siempre las buenas cosas han llegado con Pilar, quien me llevó a la rastra hasta la tienda donde por fin, por primera vez en mi vida, adquiría una cámara Reflex.
En un lindo día de abril del 2010, bajé la guardia y partimos. Como mi segundo apellido es indecisión, sabía que la cosa podía demorar así es que dejamos a las niñas comiendo unos helados de tres metros al lado de la tienda mientras seguía mirando y pensando ante la vendedora con más paciencia del mundo.
Finalmente, luego de 4 helados y una casi pulmonía de las pequeñas, salió humo blanco de mi cabeza (mientras de la de la vendedora salía humo negro) y salí del local con mi primera Reflex Digital.
Con 25 mil disparos a cuestas, la cámara goza todavía de una larga vida, es en edad obturador una adulta viviendo el primer cuarto de su estimación de vida. Veamos, como envejece, me queda máquina por varios años más y pensar en un modelo de remplazo ahora es un tanto anticipado ya que como les contaba el otro día, lo que hoy es moderno, pasado mañana formará parte de un triste depósito de chatarras.
Vamos a ver, que nos depara el futuro, aunque de sólo pensar en ciertos modelos a veces me da un esguince de bolsillo que ni les cuento.
Se cierra el lente por ahora y esto llega hasta aquí.